La diversidad es parte de la naturaleza, los ecosistemas se caraterizan por ello, diversidad en flora y fauna, que coexisten de manera interdependiente y finalmente co-evolucionan con el paso del tiempo.
Las fronteras entre los países, en realidad no existen en la naturaleza, son creaciones de los seres humanos para delimitar territorios, zonas, regiones, y propiedades, y eso nos crea la falsa percepción de que podemos establecer leyes que impidan que personas con diferente forma de vivir y de ver el mundo entren a “nuestro” territorio.
Claro esta, pueden existir personas que lejos de sumar y multiplicar en las posibilidades de progreso, actuen de manera contraria y afecten negativamente la co-existencia de los habitantes, y en estos casos se deberán tomar acciones preventivas y correctivas en aras de mantener un equilibro sano dentro de la diversidad.
Al convivir personas con diferentes costumbres y diferentes formas de percibir la vida, puede ser un caldo de cultivo para que se presenten conflictos, fricciones, sin embargo estos mismo conflictos o fricciones pueden ser de naturaleza positiva, y convertirse en el origen de valiosas innovaciones.
Es por ello que es importante comprender el valor de las metas de orden superior (en inglés: “Super-ordinate Goals”) como aquellas metas que todos queremos lograr, pero que ninguno de los integrantes del grupo social las podemos lograr por si solos.
Estas metas de orden superior, pueden funcionar en cualquier escala de grupos sociales, de la pareja, la familia, el barrio, la colonia, la ciudad, el estado o incluso el país. Y las hay al menos de dos tipos (no descarto que puedan haber más):
1. Aquellas metas que de manera aspiracional nos unen en un objetivo común a lograr entre todos los actores incvolucrados en la búsqueda de una solución o conjunto de soluciones para una situación problemática determinada
2. La ya históricamente conocida como el “enemigo común” que dicho sea de paso, funciona casi de manera inmediata, ya que un enemigo común es fácilmente identificable, y las consecuencias de no unirnos para enfrentar esa amenaza común, pueden ser catastróficas, por lo que ocurre -lietralmente- la magia de que en cuestión de horas o pocos días, un gran grupo social se sintonice y se organice para enfrentar tal amenaza
Revisemos con detenimiento los grupos sociales en los que convivimos todos los días, los presenciales y los virtuales, y podremos descubrir que -en efecto- contienen una gran diversidad, misma que se puede manifestar de muchas formas en temas de género, religión, afiliación política, posturas respecto a temas controversiales como el aborto o los matrimonios igualitarios, etc., y etc.
De tal manera que en el caso de dos países como México y Estados Unidos de Norteamérica tampoco son la excepción, ambos paises contienen diversidades inherentes a su devenir en la historia. Y lo más asombroso de los eventos de los últimos días, es que ha bastado una semana de gestión del presidente entrante en el vecino país del norte, para que el país revele profundas divisiones entre sus ciudadanos, y al mismo tiempo en el caso de México, las acciones y nuevas ordenes ejecutivas del presidente entrante Donald Trump, han procado el surgimiento del efecto del enemigo común de los mexicanos, despertando una unidad que hace muchos años no se veía, y un interés por consumir los productos mexicanos y el viajar por nuestro país en lugar de hacerlo en otros países y en especial el evitar hacerlo con los vecinos del norte.
Hay varias preguntas que podemos plantear en estos momentos:
– ¿Era necesaria la figura de Donald Trump y sus órdenes ejecutivas, para provocar la unidad nacional en México?
– ¿Que va a suceder con éste nuevo frenesí pro-consumo nacionalista si Donald Trump suaviza sus posturas?
– El revuelo que está causando Donald Trump en el mundo, dividiéndolo a su vez en quienes apoyan sus ideas y quines las rechazan, ¿provocarán el surgimiento de nuevos modelos de comercio y controles migratorios en los países?
– ¿Existen lecciones que podemos aprender en cabeza ajena, para aplicar en los diferentes grupos sociales con los que interactuamos de manera cotidiana?
– Y para quienes nos movemos mayormente en los ámbitos empresariales… ¿Cuál es la meta de orden superior en nuestras empresas, que pueda generar esa asombrosa cohesión casi instantánea entre nuestros colaboradores?
Sin duda, estamos viviendo momentos de cambio muy acelerado, y al mismo tiempo, podemos descubrir nuevas formas de ver el mundo y de cuestionar la manera tradicional de hacer las cosas en las “normales” rutinas diarias, muchas veces heredadas sin cuestionar.
Tiempos de analizar, reflexionar, proponer y actuar ¿no lo creen?