Las personas somos diferentes, tenemos diferentes personalidades, habilidades y experiencias, estas diferencias pueden –bajo ciertas circunstancias- generar conflictos derivados de las diferentes formas de percibir la realidad presente o de percibir el futuro o realidad deseada.
Con frecuencia nos exasperamos con personas que razonan de manera muy diferente a la nuestra y calificamos su forma de pensar y actuar como “ilógica” o incluso “irracional”. En realidad, no son “ilógicas”, simplemente es otra lógica, diferente a la nuestra.
El Dr. Ichak Adizes, postula que los conflictos pueden ser de naturaleza constructiva o destructiva, todo depende de que puedan converger dos ingredientes para que los conflictos -que “per-se” no son buenos ni malos-, sean de naturaleza constructiva: Confianza y Respeto Mutuo.
El respeto mutuo, lo podemos entender como el innegable derecho de que la otra persona piense diferente a como yo pienso y aún más, cuando además de abrir mi mente a que el otro o los otros piensan diferente, mantengo al mismo tiempo en mi mente la capacidad de aprender de esos puntos de vista divergentes a los míos, se genera un ambiente muy positivo y favorece la construcción de equipos complementarios. Ya que en lugar de estar pensando cómo voy a rebatir sus argumentos e ideas, suspendo mis juicios y prejuicios, y exploro nuevos elementos que pueden ser valiosos para enriquecer mis modelos mentales.
La confianza mutua por su parte, consiste en que todos los integrantes del equipo de trabajo, departamento o empresa, tengamos intereses comunes. Y una forma de alinear la diversidad natural de intereses, es mediante la integración de las diferentes visiones personales, en una sola visión, en la que auténticamente podamos converger y trabajar juntos para lograrla.
Una visión que de manera natural provoque que los diferentes anhelos personales y visiones personales o departamentales, se alineen en la búsqueda de un bien común, y por su puesto en provocar que la organización evolucione de manera sana y armónica al siguiente nivel. Este tipo de visión que integra diversas visiones individuales, se le conoce también como una meta de orden superior. (en inglés: Super ordinate goal)
Una meta de orden superior es aquella que todos queremos lograr, pero que ninguno de los integrantes del equipo puede lograr por sí solo, y de ahí emana la confianza entre todos, ya que sumado al respeto mutuo, sabremos con certeza que todos estamos actuando con la mejor voluntad de lograr esa visión.
Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas, ya que es válido que algunos integrantes de la organización o equipo, decidan seguir otro rumbo, es decir, que por bonito que se escuche el que todos busquemos la misma visión de manera propositiva y respetuosa, aprendiendo unos de otros, no significa que siempre será posible hacerlo con las personas involucradas.
Recuerdo hace años, en una empresa donde trabajaba, condicionaron el seguir en la organización, a llevar a cabo cierto tipo de acciones, acciones con las que yo no estaba de acuerdo, por no convenir a mis intereses. Tan pronto me quedó claro, que no iba a ser factible lograr mis metas o mi visión personal, al mismo tiempo que las metas y visión de la empresa, busqué otro camino y me retiré de la empresa.
También debemos estar conscientes que no siempre eso que yo hice, lo podemos hacer todas las veces, y podemos quedar “atrapados” en un trabajo que no nos gusta, o una empresa que no me permite cumplir mi visión personal, pero al mismo tiempo no tengo otra alternativa de ingreso. Si este fuera el caso, si es importante honrar el lugar de trabajo de donde proviene nuestro sustento, y buscar la mejor forma de aportar de manera positiva a la visión de la empresa, en tanto –quizá- en nuestro tiempo libre empezamos a construir nuevas alternativas.
De manera que estamos hablando de una relación de madurez entre colaboradores y empresa, reconociendo cada parte cómo es que logran un sano intercambio de valor en beneficios de ambas partes, e incluso con un enfoque de ganar-ganar-ganar: Ganas tú, Gano yo, y Gana algo más grande que tú y que yo, como pueden ser los clientes de la empresa, la comunidad o incluso el país.
Y quienes leen esto, pueden estar en un rol de líderes o de colaboradores, solo no olvidemos que, en el fondo, todos debiéramos actuar como líderes, al menos líderes de nosotros mismos, de nuestras emociones y de nuestros anhelos, y responsablemente reconocer nuestro momento de vida y actuar siempre de manera profesional y enfocados en dar resultados alineados a la visión de la empresa y trabajando de manera constructiva ante los conflictos que de manera natural se vayan presentando.