Por: Ichak Kalderon Adizes Ph.D.
*El Dr. Adizes es fundador del Instituto Adizes www.adizes.com en Santa Bárbara California y reconocido consultor a nivel mundial
Publicado en: mayo 2 del 2017
El Paradigma Existente
Las teorías y prácticas occidentales de “management” se están extendiendo alrededor del mundo como un fuego. Los titanes Estadounidenses de la industria están dejando en escrito su práctica de management, o liderazgo, como lo hicieron Lee Iacocca y Jack Welsh, y sus libros están siendo traducidos y alabados como si fueran libros de oración. Escuelas occidentales de negocios están abriendo sucursales en todo el mundo, enseñando teorías de management y liderazgo así como las disciplinas funcionales de marketing, finanzas, gestión de la cadena de suministro (SCM), etc.
Yo pienso que lo que se está extendiendo en todo el mundo no es solo un proceso sistémico, benigno, libre de valores y lógico. Yo sugiero que lo que está siendo extendido junto con la teoría y práctica de “management” y liderazgo es una filosofía política cargada hacia ciertos valores.
La palabra “management” no tiene traducción exacta en ningún otro lenguaje, excepto en Hebreo, creo yo. De hecho, en español la palabra manejar (manage) solo se refiere a la conducción de caballos y automóviles.
Yo sugeriría que la metáfora de manejar autos o caballos para el rol de management o liderazgo en el paradigma actual no es muy lejano a la realidad. Después de haber buscado en muchos diccionarios sinónimos para el concepto “to manage”, he encontrado que el común denominador para todos los sinónimos es el supuesto de que “management”, como proceso, es conducido por vía única de un solo flujo de energía: Nosotros, los managers/ejecutivos/líderes (palabras diferentes con la misma connotación elitista: “Nosotros somos los jefes; ustedes no.”) ustedes son manejados.
Nosotros decidimos lo que la organización debe hacer, y después, a través de varios medios, hacemos que ustedes, los guiados, los manejados, ejecuten esos deseos.
Yo estoy manejando. Guiando bien si yo escojo bien hacia a donde ir, y si el carro o el caballo-la organización/aquellos a quienes yo manejo-ejecutan mis planes como yo lo deseo.
El análisis que lleve a cabo de libros de management, teoría, y aplicación, y el análisis de diccionarios, reforzaron esta noción elitista de lo que management y liderazgo se tratan. He aquí algunos de los sinónimos que encontré para “manage”: gobernar, controlar, manejar, manipular, planear para, dominar, decidir por. En este contexto, el concepto “motivar” es sinónimo de “manipular”; Yo sé lo que yo quiero que tú hagas. La única pregunta es: ¿Cómo te motivo? O sea, ¿Cómo hago que quieras hacer lo que yo quiero que hagas?
Un ejecutivo japonés, Konosuke Matsushita, de Matsushita Electric Industrial Company, en Industrial Participation (1985, p. 1,8) es citado así: “la esencia del management es sacar las ideas de las cabezas de los jefes y ponerlas en las manos del trabajador.” (Yo hice el énfasis.)
¿Y qué tal el “liderazgo”? la connotación elitista no cambia. Esto es lo que Dwight D. Eisenhower decía acerca del liderazgo: “Liderazgo es el arte de lograr que alguien más haga lo que tú quieres que se haga porque él quiere hacerlo.” (Las itálicas son mías).
¿Notan que este flujo de energía de una sola dirección no es democrático?
Los que son gobernados no tienen voz respecto a quien o cómo los gobernará. Pongan atención en las palabras “supervisor” y “subordinado.” “Supervisor” se origina de las palabras superior visión, y “subordinado” es sub-ordinario.
“Management” no solo es un proceso. Promueve una estructura de clase elitista.
Este paradigma elitista y no democrático de management o liderazgo emerge porque los padres fundadores de la teoría de management- Taylor, Fayol, Urwick, Newman, Koontz, , , -derivaron sus análisis del proceso de management de sus propias experiencias con organizaciones estructuradas jerárquicamente, no democráticas, manejadas industrial o militarmente.
Es verdad que la escuela de management de relaciones humanas introducida por Elton Mayo inició una preocupación por el elemento humano, y de ahí surgió el campo de la ciencia del conductismo, pero el paradigma no cambió. El “management” o liderazgo aún usan un flujo de energía de una sola dirección: Yo soy “manager”/líder y por lo tanto ustedes están siendo manejado/guiado.
Ustedes no tienen una manera institucional de elegir si yo seré su líder o no, y tampoco tienen el innegable derecho de influenciar como ejercito mi autoridad sobre ustedes. Ustedes no pueden reemplazarme, pero yo a ustedes sí. El sistema es, en el mejor de los casos, un autoritarismo benigno.
Esta estructura, yo sugiero, es parecida a la relación padres e hijos, y tal vez esto explica porque la teoría y práctica del “management” y liderazgo, mientras estaban siendo desarrolladas, y mientras se están practicando y enseñando en la actualidad, se sienten familiares, y por ende, aceptables.
La teoría y práctica de “management”, basadas en el paradigma existente, promueven la distinción de clases y la polarización. Promueven un sistema de recompensas en el cual los ejecutivos pueden recibir el salario de un trabajador multiplicado por cien o más. Establecen un sistema en el que, los que tienen, tienen mucho y por lo tanto son políticamente poderosos; mientras que los que tienen poco, si es que tienen, se perciben a sí mismos como marginados e impotentes, sin el poder de promover los intereses propios democráticamente.
Yo sospecho, que las repercusiones son una depresión muy extendida y una apatía por parte de las masas en relación al trabajo y sus condiciones; masa que se sienten condenadas al dolor y la desesperanza puesto que el socialismo tampoco fue una solución.
Y aún hay más en esto. Creo que la teoría de “la mano invisible” de Adam Smith- que dicta que la competencia, o las relaciones adversarias en un libre mercado, al final producirán la distribución óptima de recursos- ha impactado subconscientemente el paradigma de management también. Hizo legítimas las relaciones adversarias entre management y los trabajadores. Entre los líderes y los guiados. Así como la atmósfera competitiva entre gerentes y líderes.
La adversidad no solo es tolerada sino que también se hace legítima. El paradigma hace del conflicto algo legítimo al tiempo que el ambiente que crónicamente está cambiando y que hace más complejos los problemas; requiere más cooperación en lugar de competencia.
Y aún hay más. La teoría y práctica del liderazgo y “management”, el paradigma que existe ahora, están basadas en la cultura Estadounidense de individualismo. Un individuo, él o ella, tiene la autoridad, como individuo, de tomar decisiones. Aunque el consejo de directores toma decisiones como grupo- el paradigma de individualismo no ha cambiado. El director general (CEO), es elegido por el consejo y destinado a reportarles a ellos, tiene responsabilidad individual de producir resultados, y esta rendición de cuentas individual penetra a todos hasta la última persona con un puesto de autoridad.
El individualismo da pie a la soledad, no solo en lo más alto. Penetra todos los rangos de autoridad. En una atmósfera rápidamente cambiante- que por definición significa problemas nuevos que surgen intermitentemente y que deben enfrentarse- la soledad significa estrés continuo e incesante.
La solución debió ser “management” participativo, pero la participación en la toma de decisiones no es una piedra angular en la cultura Estadounidense. “El tiempo es dinero” y el “management” participativo lleva tiempo y por ello es visto, en el mejor de los casos, como un mal necesario.
El resultado de todo esto es una cultura en la que la presión del tiempo domina la toma de decisiones; una cultura en la que hay una loca carrera para alcanzar metas financieras; una atmósfera de relaciones adversarias tanto en el lugar de trabajo como en el mercado; con la soledad en la cima así como en todos los puestos directivos, y elitismo que desmotiva a las masas y termina en una pérdida de identidad.
El paradigma existente promueve una cultura que incrementa el botín económico pero solo para algunos, a expensas de la satisfacción emocional y social, y a expensas de las desprotegidas masas.
Hay más. Y no debe ser ignorado. La falta de poder y confianza en el lugar de trabajo erosiona inconscientemente la democracia política. ¿Por qué debería de creer la gente que pueden tener un impacto en Washington si ni siquiera pueden tener un impacto en su lugar de trabajo?
¿No es irónico que por un lado mandamos a nuestros hijos a morir para promover la democracia alrededor del mundo y por otro formamos a millones de “managers” para hacer lo opuesto?
Se necesita un nuevo paradigma de teoría de “management”: una teoría universal que sea neutral en relación a la cultura y a la industria, que no sea elitista, que nutra los procesos democráticos y las relaciones sociales al tiempo que produzca resultados económicos superiores.
Para aquellos que conocen la práctica y teoría del “management” Symbergético, ahí está.
Pueden consultar el original en inglés: http://www.ichakadizes.com/a-paradigm-shift-in-leadership-theory-is-needed/
Pueden consultar los libros del Dr. Adizes en: https://adizes.com/books/
Traducción revisada y corregida por Rubén CB [email protected]
y revisión contextual de Roberto Bonilla [email protected]