La dinámica de nuestro mundo VICA* demanda y muestra claras tendencias de contar con:
- Empresas con mayor velocidad de respuesta.
- Empresas ágiles, dejando atrás el paradigma de las empresas esbeltas
- Empresas que se adaptan rápidamente a las nuevas condiciones de su entorno.
- Empresas que sean capaces de desarrollar productos en tiempos cada vez más cortos.
- Empresas que identifiquen y capitalizen oportunidades para trabajar en alianzas estratégicas.
- Empresas con sistemas flexibles de manufactura que satisfacen las demandas de sus cada vez más exigentes consumidores.
- Empresas proactivas que se anticipan a los movimientos de sus competidores.
- Empresas cada día más comprometidas con el respeto al medio ambiente.
- Empresas, empresas, empresas…
- ¿Pero realmente son las empresas capaces de hacer todo lo antes mencionado?
* VICA = Volátil, Incierto,Complejo y Ambiguo
La respuesta es ¡No!, ¿Por qué?
Para responder esta pregunta vamos por partes:
Negocios y Empresas
Una empresa nace en la mente de un emprendedor como una oportunidad de negocio. El emprendedor primero ve el potencial del negocio y luego crea la empresa.
Dicho de otra forma, un negocio nace a partir de que se identifica una necesidad y se visualiza la forma de satisfacer dicha necesidad de una manera que e intuye será competitiva y rentable.
Es decir el dicho, que del dicho al hecho hay un gran trecho, y precisamente ese gran trecho es el que el emprendedor debe empezar a “cruzar” para que al otro lado del “trecho” cuente con una empresa que haga realidad lo que inicialmente visualizo como negocio factible.
La empresa es entonces el “CÓMO” hacer que un negocio potencial se convierta es un negocio real.
Y si bien la empresa en muchos aspectos guarda una relación estrecha con el negocio inicialmente visualizado, hay un sinnúmero de detalles que hacen que la empresa sea mucho más compleja de manejar que el delicioso mundo de las ideas en el que los negocios son concebidos.
No es objeto de este artículo el analizar TODAS las diferencias que emergen al pasar una idea de negocio de la mente y el papel a una empresa a un mundo tangible, global y ferozmente competitivo. Pero si enfatizaremos uno de esos elementos que hacen diferente a un negocio de una empresa.
Puede haber buenos negocios y malas empresas, y curiosamente buenas empresas y malos negocios, y una buena parte reside en las PERSONAS que hemos invitado a colaborar para que sea posible vivir la transición de un buen negocio a una buena empresa.
El sentido de negocio
Sin personas, sin colaboradores es imposible que buena idea de negocio se convierta en una buena empresa. En realidad las empresas como personas morales, no son capaces de generar sin la valiosa contribución de una colectividad de personas físicas que unen de manera coordinada sus talentos para así diseñar los sistemas y procesos que operan de manera productiva, para generar los productos y servicios que llegaran a un mercado abierto en el que los consumidores juzgaran que tan competitivos son para satisfacer sus necesidades y con su poder de decisión iniciar un fructífero ciclo de intercambio de valor.
Recibiendo nuestros clientes meta, los productos y servicios que hemos generado en nuestra EMPRESA, y a cambio correspondiendo ellos con pago oportuno por la necesidad que ellos pudieron satisfacer.
Ese simple acto de recibir dinero constante y sonante en nuestra empresa, empieza a generar un circulo virtuoso -si y solo si- nuestra estructura de costos y precios, nos permite generar un margen de contribución que nos permita “cubrir” nuestros gastos fijos de un período dado en forma oportuna. Por oportuna, me refiero a que no es lo mismo cubrir los gastos del mes el DIA 15, que el DIA 20, que el DIA 30
El valor de las personas en la empresa
Finalmente, son las personas, nuestros colaboradores los que nos pueden facilitar o entorpecer (entre otros factores) el que nuestra empresa sea capaz de capitalizar una buena oportunidad de negocio o no.
Si viviéramos en un mundo estable, con fronteras cerradas, y con exceso de demanda de nuestros productos y servicios, pues en realidad habría poca necesidad de mejorar nuestros sistemas y procesos internos, ya que en ese mundo inexistente, los precios los fijaba el productos en base al margen de contribución que el consideraba “mínimo aceptable” El mundo global y altamente cambiante que hoy vivimos trae consigo, países o regiones cada vez mas abiertas al comercio internacional creando un efecto repentino de SOBREOFERTA de casi cualquier producto o servicio que queremos comercializar, y con ello emerge el concepto de la COMPETITIVIDAD de los países, regiones, sectores industriales, cadenas productivas, empresas y …. ¡PERSONAS!.
Las personas, son en pocas palabras, la fuente de generación de ventajas competitivas y de ellas emana la posibilidad de que dichas ventas competitivas sean sostenidas en el tiempo.
No podemos lograr empresas competitivas, productivas, ágiles, creativas, ecológicas, flexibles y rentables, sin el talento, compromiso e iniciativa de nuestros colaboradores.
Son nuestros colaboradores, los que podrán generar una sana dinámica de cambio en nuestras organizaciones, en dónde la velocidad de mejora sea superior a la velocidad en que se manifiestan nuevos problemas en la operación diaria.
Consecuencias de un mundo cambiante y altamente interconectado
Luego entonces, si vivimos en un mundo altamente competitivo y lleno de sorpresas por parte de nuestros competidores (cercanos y lejanos) y de igual forma lleno de sorpresivas innovaciones que pueden hacer obsoletos nuestros productos y servicios de la noche a la mañana, no nos queda otra alternativa mas que INVERTIR en el crecimiento de nuestra gente, ya que en la medida en que nuestros colaboradores crezcan, ellos no solo serán capaces de manejar situaciones o problemas mas complejos en menor tiempo sin que además serán capaces de diseñar y rediseñar los sistemas, procesos, productos y servicios que permitirán que nuestra empresa sea competitiva y rentable.
Pudiera parecer un pleonasmo decir competitiva y rentable, pero prefiero escribirlo de esta forma y no obviar el que algunas empresas en su afán de ser competitivos, encuentran como UNICA variable de competencia el precio, metiéndose de esta forma en unos círculos viciosos que se caracterizan por fuertes crisis de liquidez e incluso la quiebra.
¿Qué debo hacer para desarrollar a mis colaboradores?
Revisemos entonces 10 alternativas que podemos tener a nuestro alcance para hacer “crecer” a nuestros colaboradores.
1. Delegarles retos gradualmente mayores a los que asume normalmente en su día a día. Otra variante de esta primer alternativa es el cambiar de puesto a personas clave de manera radical. Por ejemplo intercambiar al gerente de producción y ventas por 6 meses.
2. Aprovechar cualquier oportunidad que se presente para que viajen, ya sea para visitar algún cliente o proveedor, o resolver algún problema.
3. Organizar visitas a empresas de nuestro ramo y fuera de nuestro ramo, pidiéndoles hagan un reporte de nuevos hallazgos producto de la visita.
4. Diseñar e instalar nuevos sistemas de gestión, incluyendo herramientas de colaboración que faciliten el mantenerse en sintonía y sincronía en sus diversas tareas a realizar
5. Promover dentro y fuera de la empresa grupos de lectura y análisis sobre temas tanto de interés empresarial como de desarrollo personal. Esto ser reforzado con una pequeña biblioteca en la que todos aporten libros y todos puedan tener acceso a nuevos temas.
6. Programas de educación interna, principalmente para aquellos cursos “sello” que caracterizan a la filosofía de la empresa y ayudan a la obtención de un lenguaje común.
7. Conferencias, seminarios y diplomados abiertos tanto dentro de la ciudad como fuera de la misma. No aprenderán únicamente los conceptos del expositor sino también de las personas con las que ahí coincidan.
8. Capitalizar los momentos de crisis, ya sea por excesivos incrementos o decrementos de la demanda, para formar equipos de análisis que sean propositivos en las acciones a llevar a cabo.
9. Organizar eventos de integración y planeación con la participación del mayor número de personas posible, ya que además de lograr los objetivos de la reunión existe de manera conjunta un crecimiento en el nivel de consciencia de nuestra gente.
10. Respaldar las iniciativas de su personal para continuar estudios formales en alguna institución de la localidad. Puede ser desde primaria hasta doctorado. Con esquemas que resulten atractivos y mutuo beneficio.
La meta que las empresas de clase mundial se han trazado es de cumplir al menos con 50 horas de capacitación por persona al año.
Aunque por una parte pudiera parecer “demasiado” una hora semanal de capacitación por persona, parte de la clave reside en aprender a identificar las oportunidades de crecimiento de tus colaboradores, que como ya revisamos son diversas y no solo incluyen las horas invertidas en un aula con pizarrón y maestro al frente.
La revista Harvard Business Review, presenta una entrevista con Back AELC ex director de la General Electric en donde reportan que la GE invierte al menos el 5% de su nómina en programas de desarrollo de su gente. Otra referencia pudiera ser considerar el 0.5 al 1 % de sus ventas invertidos en programas de desarrollo humano.
En el periódico Mural Guadalajara, de marzo de 2002, reportan como ejemplar a una empresa con 5000 colaboradores a quienes imparten 50,000 horas de capacitación en el año, esto equivale a tan solo 10 horas de capacitación por persona al año, o ¡12 minutos por persona por semana!
Toma tu calculadora y empieza a cuadrar los números que hagan sentido para tu empresa, y toma decisiones al respecto de manera 100% CONCIENTE.
¿Estás interesado en que tu personal crezca y se desarrole de manera integral?
• ¿Qué oportunidades piensas generar en tu empresa para que esto suceda de manera continua?
• ¿Cuánto estas dispuesto a invertir?, y por cierto…
• ¿Cuántas horas de capacitación has invertido en tu propia persona en lo que va del año?
• ¿Cuántos libros has leído?
• ¿Qué nuevas ideas has llevado a tu empresa, que promueven la generación d nuevos paradigmas?
Y si tu eres colaborador en una empresa, te haría una sola pregunta: ¿Qué porcentaje de tu sueldo inviertes en tu actualización? (libros, suscripciones a revistas, cursos, viajes, idiomas, etc.)
Si queremos un país competitivo, un primer paso es invertir en el crecimiento y desarrollo de nuestra gente, si no lo hacemos alguien que si lo haga se quedara con nuestros mercados, nuestras utilidades, nuestras empresas… ¡y nuestra gente!
Lectura relacionada: https://novarum.mx/nmx-consultoria/importancia-de-la-ley-de-variedad-requerida
Como complemento de éste artículo te invtamos a ver el siguiente video, sobre las dinámicas de cambio en las empresas: