Mucha gente cree que si opera su empresa o su función a un nivel profesional, como «debe de ser», ya con eso va a poder competir como si fuera una empresa «de clase mundial». Esa creencia es una vacilada.
El concepto de «nivel profesional», el concepto de operar como «deber ser», el concepto de operar a nivel de «clase mundial» e inclusive el concepto de operar «en el nivel del benchmark», son conceptos viciados desde su mera concepción. Todos esos conceptos significan en realidad, lograr operar «al mero centavo», como «un relojito», de acuerdo con las últimas novedades de la industria o de la profesión.
Sin embargo, todas esas maneras de describir las operaciones de una función o de la empresa implican la comparación contra un buen estándar considerado desde el exterior. Los que ponen las normas y estándares son normalmente los principales competidores internacionales, los proveedores de equipo y materias primas, los principales clientes, las asociaciones profesionales e inclusive a veces por algunos gurúes.
La norma ya sea legal o simplemente profesional, marca el nivel de calidad requerido desde el exterior, sin embargo, por necesidad interior, las ventajas competitivas requieren operar a niveles más superiores todavía.
Otra de las expresiones que también se usan para describir este estado muy profesional de operar, es decir: «nosotros cumplimos perfectamente con las normas establecidas por la x, y o z, asociación internacional». Así, se piensa que si uno cumple perfectamente con las normas, significa que uno es muy competitivo. Pues no. Cumplir con las normas te hace competente de forma estándar y normal, es decir ordinario.
Si estás dentro de las normas, te encuentras en orden. Felicidades pero los competidores internacionales se salen del orden, son extraordinarios, se brincan las normas en el sentido positivo y agresivo. Las ventajas competitivas se encuentran por encima de la norma, arriba de las trancas, del otro lado «del deber ser».
Conste, estamos dentro de las ventajas competitivas de carácter tecnológico, es decir dentro de las ventajas que obtienes porque sabes hacer algo que todavía los competidores internacionales no saben hacer, porque no saben alguna cosa que algunas de tus gentes o tú mismo, sí saben hacer porque lo han probado o porque lo han calculado y demostrado.
Entonces, si tú cumples con las normas establecidas, eso quiere decir que apenas sabes lo que las autoridades legales o profesionales exigen que se sepa y que se haga. Cumplir con las normas garantiza que los clientes reciban simplemente «lo que debe ser». Las normas se establecen para que los profesionistas y los empresarios no engañen ni pongan en riesgo a los consumidores, pero las normas no se hicieron para que alguien se hiciera más competitivo.
Por eso, cumplir con las normas y haciendo lo que se debe hacer, no te da ninguna ventaja competitiva, a menos que compitas con otros «anacuas». Ojo, si cumples con las normas y eso te hace competitivo en el mercado quiere decir que estás compitiendo con gente poco profesional. Bueno, ya es tiempo que empieces a competir con los meros campeones, para que ganes más dinero y puedas exigir que te paguen más dinero y dejes de pagar mano de obra barata para compensar tu falta de competitividad.
De ahí, que necesitas aprender a hacer lo mismo que haces pero ahora de forma que lo hagas mucho mejor que la norma. La norma es la plataforma, es la cancha desde donde empiezas a competir un poco más en serio.
Ya no se trata de que hagas mejor las cosas, pues haciendo mejor las cosas puedes quebrar en pocos años. Casi todas las empresas y personas que fallan, han estado haciendo mejor las cosas, pero no se han dado cuenta que los competidores han mejorado con el acelerador pegado por 10 ó 15 años y de repente con tantita ciencia de pellizco, han rebasado todos los atributos y todos los costos de lo que se hace. Los mejores competidores de cada ramo empujando a la ciencia, aceleran el desarrollo de sus productos, servicios, sistemas administrativos, procesos y acopio de materias primas.
Las normas a veces son trancas que los competidores más agresivos han configurado encandilando a las autoridades para quitarse a competidores chambones que abusando de la mano de obra barata, abusando de la mala calidad, abusando de la contaminación ecológica, tratan de competir por el lado de la cuneta, por fuera de la cancha oficial. Toda norma es una herramienta competitiva que si te pega para eso la propusieron tus competidores internacionales.
Pero tú también puedes entrarle a competir en serio. Tú también puedes desarrollar tus ventajas competitivas, tú también puedes primero cumplir las normas y luego escoger dos o tres normas, para rebasarlas con un poquito de desarrollo tecnológico, tú también puedes exigir cambiar alguna norma a tu favor.